jueves, 6 de diciembre de 2007

Ya se viene....

...post con el update de los últimos 5 meses de ausencia.

Mientras tanto un adelanto:

Membresía retirada, privilegios perdidos



Soy culpable de traición. Recientemente admití frente a un individuo poseedor de los cromosomas XX (les dicen “mujeres), que los hombres somos estamos concientes de nuestro estatus de “imbéciles"(1).

Ahora, a sabiendas de mi pecado, vivo atemorizado de que en cualquier momento entren por mi puerta los agentes de del club masculino a retirarme la “insignia” y así pierda mis privilegios como hombre.

No podré nunca más orinar de pie, y me veré obligado a limpiar compulsivamente los inodoros (siempre que los haya) en los baños públicos, ya que no podría tampoco usar los del baño con el muñequito en falda.

No podré gritar mientras manejo y así liberar el estrés a costa de la madre (y el resto de la familia) de algún irresponsable conductor de combi.

No podré ir vestido con el mismo terno arrugado (variando el color de la camisa de la camisa y la corbata) a cuanta ocasión formal encuentre. Por supuesto, careciendo del cuerpo para un elegante vestido de gala, me veré resignado a asistir en toga, ya que hasta los escoceses kilts son de uso exclusivo del club.

No podré dejarme los vellos en el cuerpo. Axilas, piernas, bozo, barba y finalmente ingle: lo siento mucho amigos, pero estaré forzado a dejarlos lampiños como bebés.

Finalmente, no podré tampoco comer grasas y carbohidratos sin sentir la culpa que antes solo experimentaba tras despertar de una borrachera asesina sin saber donde estaba. Ahora la dieta y ejercicios serán pan (integral claro está) de cada día.

Estos son solo algunos de los privilegios que extrañaré de cuando era miembro del club masculino.

Es por esto que en un último y desesperado intento, pido perdón al resto de los miembros, dispuesto a hacer todo para desmentir aquella infame afirmación sobre la imbecilidad. ¡Discúlpenme! ¡En serio lo siento!

Me siento a aguardar su veredicto. Gracias.


(1) Imbécil viene del latín imbecillis que significa “aquel que se apoya en un bastón”.