lunes, 4 de agosto de 2008
Cuando el arte moderno ataca
Esta rana ha sido motivo de debate últimamente, entre la Iglesia (oh sorpresa) y los defensores del arte moderno. Personalmente me parece genial.
En los últimos meses he tenido algunos debates respecto a lo que es arte y lo que no. Personalmente suelo ponerme del lado que absolutamente todo puede ser arte. Pollock, Basquiat y Warhol, tres ahora reconocidos y aplaudidos personajes que probablemente hubieran sido apaleados por los grandes maestros clásicos de haberse conocido (y la verdad es que quizás solo Pollock hubiera podido defenderse de los golpes). Pero en justicia de la relatividad, ¿qué tan relativo puede realmente considerarse el arte? El ya conocido caso del perro dejado a morir de hambre, expuesto por Guillermo Vargas hace un año, nos recuerda que la crueldad humana no tiene límites, y que hay quienes podrían utilizar la etiqueta de arte (caso similar el de las corridas de toros) para justificar cualquier cosa. Es difícil cuando vemos de que es capaz el ser humano definir que es arte y que no lo es. Y tampoco es mi intención parametrar el asunto (aunque quizás la cosa debería ir por el lado de los DDHH, es decir, que mientras no atente contra la libertad y bienestar de otro ser humano - o cualquier otro animal para tal caso - puede considerarse arte, pero ese es solo mi granito de arena al debate). Lo que pretendo explicar es que hoy en día podemos encontrar potencialmente casi cualquier cosa colgada de un clavo en una galería. No me malentiendan, no digo que no sea arte. Lo es, pero vamos, seamos honestos, a veces es cuestión de tener el rollo adecuado para apollarse, ¿o no?
Nuevamente, los últimos meses he visitado algunas galerías locales y recorrido la red de un lado para otro, curioseando y metiendo la nariz, tratando de ver cosas nuevas; descubrí que de haber nacido en Italia en la década de los '30, probablemente ahora sería un conocido y artista moderno. Y es que algunas de las cosas que vi en mis recorridos simplemente podrían ser hechas por un ebrio y un palito de anticuchos, o un alguien con la capacidad de rellenar un rectángulo y la habilidad para imitar un laberinto de individual de Chili's.
Algunos de los mejores ejemplos:
- Un lienzo agujereado, no pintado, simplemente agujereado, y por cierto, los agujeros no formaban ninguna figura interesante, caos puro. Ok, me dirán "¡Contextualízalo bruno! En el momento fue revolucionario y todo eso.", y estoy completamente de acuerdo, pero cualquiera puede hacer eso y seguramente hay obras de más valor cerca.
- Una que recuerdo muy bien, "Bajo el cielo de Berlín", compuesto por dos cuadros, uno completamente negro (creo que era tinta china) y el otro un laberinto (no, no era tridimensional ni nada por el estilo, era como los que están atrás en el periódico). Nuévamente "Pero seguramente representa el caos de las noches en Berlín."; probablemente lo haga, pero vamos, podemos como especie, hacer algo mejor.
Se puede defender. Es más, yo mismo podría hacerlo. El arte es subjetivo. NO DIGO QUE NO SEA ARTE. Sólo digo que podemos hacer más, mucho más. El arte clásico no es el único tipo de arte. La imaginación humana nos ha llevado en las últimas décadas por caminos antes inimaginables. El arte pop, el dadaismo, el surrealismo, expresionismo, impresionismo, etc. ¡Hasta William Hung recibe reconocimiento! Creo que lo que quiero decir es que no me molesta tanto que el arte moderno (y contemporáneo) se apodere de nuestra vida (tampoco es como si yo fuera el próximo DaVinci, me quedo bastante atrás), es más, me encanta, me encanta como los artistas han demostrado que cualquier cosa puede venderse si tiene un marco bonito, que cualquier cosa con el rollo adecuado detrás es arte. Lo apoyo, lo practico, me encanta. Pero más allá de lo que podamos o no aceptar como arte, creo que lo que más importa, es la honestidad con la que hacemos el arte. La honestidad en la expresión. Véndanme una lata oxidada y llámenla "La caída de Roma" o como quieran llamarla, pero crean en eso.
Cuando el arte moderno (y contemporáneo) atacan, dejan huecos en el lienzo, nos enredan con laberintos mediocres, nos rodean de garabatos infantiles, pero si tienen sentimiento (al menos para el artista) entonces tienen tanto valor testimonial humano como La Última Cena o La Guernica, pero como espectadores, no nos agarren de tontos. Les pedimos esfuerzo, ganas y nuevamente, honestidad.
PD: Sé que en un post anterior hablé de esto, y espero no contradecirme mucho con lo dicho antes, pero en todo caso es algo de evolución y crecimiento personal.
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